miércoles, 2 de abril de 2014

discuciones entre jovenes y sus padres?

Peleas entre padres e hijos adolescentes: ¿cómo hacer las paces?


La adolescencia es una etapa difícil no sólo para los jóvenes, sino también para sus padres. Sienten que su hijo ha cambiado bruscamente y temen que nunca vuelva a ser el mismo. ¿Por qué está tan alejado? ¿Qué habremos hecho mal? ¿Nunca más podremos conversar tranquilamente?, se preguntan los padres, y al no encontrar respuesta se angustian, piensan que no hay vuelta atrás y creen que todo está perdido.

Sin embargo, y para tranquilidad de muchos, Andrea Palacios G ., psicóloga infanto-juvenil y magíster en psicoterapia integrativa, sostiene que el distanciamiento con los padres es un proceso que se da en forma natural, y tiene relación con la búsqueda de mayor autonomía. Contrario a lo que la mayoría de los papás cree, “este alejamiento no tiene que ver con que no les importe la opinión de sus padres. De hecho, investigaciones recientes revelan que para los jóvenes sigue siendo prioridad la relación que tienen con su familia”.

 
Un cambio angustiante
 

Para Cecilia, madre de una niña de 17 años, la llegada de la adolescencia de su hija fue traumática. “Siempre fuimos muy amigas, nos contábamos todo, hablábamos tardes enteras de diferentes temas. Pero de repente, Carolina cambió, ya no era la misma niña tierna y cariñosa. Se encerraba en su pieza y no quería hablar conmigo, me respondía con monosílabos. No lograba entender qué le pasaba, traté por todos los medios de saber qué estaba sucediendo, pero no tenía resultados. Cada vez estaba más alejada e incluso llegó un momento en que pensé que nunca más volvería a ser mi ‘niñita’, esa que me abrazaba a cada rato y que compartía sus secretos conmigo”.

Al igual que Cecilia, son muchas las mamás y los papás que sufren esta dolorosa experiencia y que deben enfrentar conductas habituales como peleas, rechazo, descalificaciones y acusaciones de parte de sus hijos.

Según Karen Moënne, psicóloga miembro del equipo de profesionales de PadresOk, para entender este proceso es importante saber que el adolescente necesita tomar distancia de sus padres para lograr su independencia, y uno de los mecanismos que utiliza para realizarlo es la rabia. “Esto le permite tolerar la culpa -por decirlo de algún modo- de la separación, de buscar opiniones propias y no necesariamente sentirse en la obligación de complacer a sus padres como en la infancia. Pero esta especie de ‘odio’ hacia sus papás, expresado en críticas y roces constantes, no es un sentimiento real, sino una estrategia para alcanzar la independencia y lograr construir su identidad personal”.

 
¿Cómo romper el hielo?
 

Los especialistas sostienen que es importante para el adolescente sentir la presencia e interés de sus padres aunque en su conducta manifiesten lo contrario. Por lo tanto, nunca deben darse por vencidos en los intentos de comunicación, aún cuando el joven los rechace. Esto le permite saber que cuenta con ellos para solucionar o enfrentar situaciones más complicadas, pero por el momento necesita resolver sus asuntos de manera personal. Es una etapa pasajera, pero si los padres se dan por vencidos, al final los puentes de comunicación probablemente se hayan cortado.

Andrea Palacios sostiene que el peligro del alejamiento con los padres depende de la intensidad, ya que puede ir de una menor comunicación, hasta casi una nula interacción. Para evitar llegar a extremos la psicóloga plantea que “al igual que en cualquier relación es importante respetar los espacios del otro, es decir, si uno esta ocupado en una actividad social, de entretención o resolviendo algún problema, claramente no es el minuto para que traten de acercarse”.

Agrega que un buen momento para comunicarse con un adolescente son los espacios de conversación que se dan en forma cotidiana, durante las comidas y camino al colegio. La especialista recomienda también realizar actividades recreativas con los jóvenes, “de repente invitarlos al cine, al estadio o a otra actividad que sea de su agrado”. Lo importante es que se sienta querido y acompañado en sus intereses.

 
Ponerse en su lugar
 

Según Andrea Palacios, es importante que los padres no tengan una postura tan crítica respecto a los gustos de los jóvenes, y tratar de respetar y entender cuáles son sus preferencias.

Asimismo, es importante que las conversaciones con los hijos adolescentes no sean un interrogatorio, ya que según la psicóloga, el establecer diálogos de ese tipo o sobre “temas comunes como el colegio, donde están todo el día, obviamente generan rechazo en cualquier persona, no sólo en los adolescentes. A los adultos tampoco nos gusta hablar de nuestro trabajo cuando queremos relajarnos”.

Una buena estrategia es ir turnándose entre la mamá y el papá en la interacción con el hijo. Habitualmente presentan mayores conflictos con uno de los padres, en ese caso, será más fácil que se acerque al adolescente el que presente menor resistencia. Eso sí, siempre y cuando esta interacción muestre que ambos padres están interesados en saber qué ocurre con su vida.

Los especialistas recomiendan atreverse a enfrentar al adolescente aún cuando eso implique ir en su contra.

Por evitar conflictos o roces con los hijos los padres tienden a no expresar lo que opinan o relajan las normas, lo que es percibido por el adolescente como un cierto ‘abandono’ o también una especie de ‘darse por vencido’, por parte de los papás.

Las especialistas sostienen que los límites son fundamentales para que los hijos mantengan el respeto y admiración por sus padres, y así fortalecer la relación.


NADIE GANA EN UNA PELEA ENTRE PADRES E HIJOS ADOLESCENTES


Para muchos padres, educar a un adolescente es como pelear una larga batalla, según lo asevera el doctor Robert Neeldman, quien ha escrito numerosos textos sobre pediatría y es conferencista de temas relacionados con el aprendizaje y la alfabetización. "Son diarias las escaramuzas pero los años pasan sin que se determine claramente al ganador. Como en el caso de las disputas por límites entre países vecinos, la guerra de los padres versus sus hijos adolescentes se origina en los límites: cuál es la línea que divide el control de lo que realmente se hace?", dice Neeldman.

Añade que ambos lados anhelan la paz, pero ninguno de ellos siente que tiene el poder para detener el conflicto. En parte, esto se debe a que ninguna de las partes se inclina por admitir responsabilidad alguna por haber iniciado tal enfrentamiento. "Desde el punto de vista de los padres, la única causa de la disputa es la total irracionalidad de sus hijos adolescentes. Y, por supuesto, los adolescentes ven este punto de la misma manera, pero en reversa. Ambos lados se sienten atrapados", señala el especialista y a continuación describe las tres causas más comunes que no tienen triunfadores entre los adolescentes y sus padres y algunas sugerencias de cómo salir de esta trampa.

Disputas trivialesEstas son batallas sobre temas que realmente no tienen mucha importancia. Los ejemplos incluyen asuntos como el del color del cabello que el adolescente quiere o la frecuencia con que se lavan el mismo, la limpieza de su dormitorio, el estilo de la ropa que prefieren, el que no quiera comer un buen desayuno antes de ir al colegio o su tendencia a dormir hasta el mediodía durante los fines de semana.

"Los padres a menudo sienten que sus hijos adolescentes adoptan ciertos comportamientos tan solo para probar cómo sus padres los resuelven. Ellos temen que si se rinden ante todo, perderán el control total. Desde el punto de vista del adolescente, los padres son simplemente unos tiranos", según Neeldman.

CulpabilidadDice el experto que la meta de una batalla para implicar la culpabilidad es conseguir que el oponente admita que su pésima actitud es la razón de que todo vaya mal. Se puede fácilmente reconocer una de estas disputas cuando se escucha la frase: "Tú siempre...", como por ejemplo: "¡Tú siempre me interrumpes! Tú nunca escuchas lo que tengo que decir". Y la réplica, por supuesto, es lanzar la culpabilidad en retorno de inmediato, como el soldado que lanza una granada: "Bueno no tendría que interrumpirte si alguna vez dejaras de hablar".

Necesidad de estar en lo cierto"No importa cuál sea el tópico, si es la política, las leyes de la física o la forma de hacer huevos revueltos, el punto de estos exabruptos es probar que uno está en lo correcto y la otra persona está equivocada. En medio de estas discrepancias el deseo es ser considerado como una autoridad, alguien que en verdad conoce algo y, por lo tanto demanda respeto", dice el autor. Desafortunadamente, mientras los padres y los hijos adolescentes continúen asumiendo que la otra persona está mal informada o se porta de manera irracional, ellos continuarán también propiciando estas contiendas por siempre y nunca llegarán a un progreso que lleve a la armonía.

Evitar la trampa del ‘nadie gana'
No hay recetas simples para conseguir que las relaciones padres-adolescentes estén completamente libres de tensiones, pero hay algunos principios generales que pueden ser de ayuda:

Establezca sus normas ahora. Para evitar ser presa de disputas triviales, determine los mínimos requerimientos de parte de su adolescente. Por mínimos requerimientos se entiende todo lo que usted quisiera que él o ella haga (por ejemplo, sacar las mejores notas, organizar su dormitorio, hablar siempre con cortesía), en lugar de lo que él o ella necesita hacer para mantener una buena relación con sus padres (ir al colegio y obtener calificaciones que le permitan seguir adelante, no llevar comida a su habitación porque esto hará que los insectos le visiten, no usar términos groseros con sus padres cuando discuten).

"Enfocarse en requerimientos mínimos no significa que se deje de tener esperanzas y creer que su adolescente crecerá y se convertirá en un buen adulto, pero sí significa escoger cuidadosamente las batallas y hacer compromisos cuando sea posible", indica el doctor Neeldman.

Mire hacia delante y no hacia atrás. Para evitar caer en el engaño de la culpabilidad, el enfoque debe estar orientado a lo que se desea que suceda y no a lo que está mal o a determinar de quién es la culpa.

Por ejemplo, en lugar de decir: "Tú nunca me escuchas", intente esta otra frase: "Por favor escúchame ahora". En lugar de decir "Eres un cochino", intente "Quiero que lleves tu ropa sucia a la lavadora en este instante, por favor".

Admita que usted puede estar equivocado.
En lugar de pelear sobre quién tiene la razón y quién no, se debe aceptar desde el comienzo que se están viendo las cosas según el punto de vista propio, en lugar de reñir por hechos objetivos: ("Es verdad, tú no te burlas de todo lo que yo digo"), hay que ir directamente al tema real: ("Me parece que tú te burlas de mí mucho, al menos es lo que siento"). Al hacer esto, dice el especialista, la discusión será sobre los sentimientos paternos que es el punto medular.

Luche con justicia pero hágalo. Si hace un esfuerzo por mantener la cortesía, escuchar sin interrumpir y frenarse para no etiquetar a sus hijos, tarde o temprano sus adolescentes seguirán sus instrucciones y harán lo mismo.

Algunas veces, por supuesto, los padres sí tienen que combatir. Cuando los hijos adolescentes hacen cosas claramente peligrosas, tales como involucrase en drogas, ellos necesitan que sus padres les den su apoyo y logren que dejen ese vicio.

"Al no invertir su energía en cosas y batallas triviales de las que nadie sale triunfando, usted adquirirá más fuerza para manejar cualquier problema realmente serio que se produzca", es la conclusión a la que llega el doctor Neeldman. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario